Yo soy el buen Pastor…

Disponerme a este encuentro con mi Señor

Punto de partida. Darme cuenta de cómo me encuentro en estos momentos.

Entro a mi interior y me pregunto: ¿De qué tiene hambre mi vida como consagrada? ¿Sé ver la Presencia amorosa y providente de Dios en cada persona o acontecimiento? o lo contrario ¿Me siento agobiada y dispersa como oveja sin Pastor? Tomo mi realidad en mis manos, tal como es, y desde ahí inicio este tiempo de oración.

Pídele al Espíritu que venga sobre ti y te guíe hacia la verdad plena de ti misma, de tu Dios y de la vida que Él quiere para ti.

Ven Espíritu Santo, abre mis oídos a la voz del único Pastor y Guardián de nuestras vidas, guía mis pasos por las sendas que Él me traza, hazme entrar, de tu mano, por la única puerta cuyo umbral está lleno de la luz, que eres Tú y tras la cual encontraré verdes pastos y manantiales de aguas inagotables.

No permitas, Espíritu de la Verdad, que me pierda tras las voces de los extraños, ni que olvide la Noticia que levanta la esperanza, ni que pongan mis pies tras las huellas de quienes no pueden salvar.

Espíritu de Amor, regálame, como a María en la mañana de Pascua, escuchar mi nombre nuevo en los labios del Resucitado. Haz que sepa escuchar su llamada y ayúdame a ponerme en pie y seguirle a donde quiera que vaya.

Lectura atenta de la Palabra de Dios.

Juan. 10, 1-15.

Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará: podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia. Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí. Palabra del Señor.

Lee las veces que creas necesario y subraya aquellas expresiones que te resuenen más o elementos que te pueden ayudar a comprender su Palabra. Ejemplo: Yo soy la puerta, Yo soy el Buen pastor; así como algunos verbos: conocer, escuchar, pertenecer, seguir; sustantivos como alimento o pasto, rebaño, ovejas.

¿Cuál es la Buena Noticia que este evangelio me trae?

La metáfora del Pastor, en Jn 10, se centra en el amor generoso e incondicional del Pastor, y en su relación íntima con las ovejas:

  • las conoce profundamente (vv.14-15)
  • las llama una a una (v.3)
  • va delante de ellas y ellas le siguen (verbos que se refieren al discipulado: cf. Mc 18, 18; 8,34; Jn 1, 43…), le escuchan y conocen su voz (v.4).
  • ha venido para que tengan vida en abundancia (v. 10).
  • y da su vida por ellas, porque ellas son suyas: le importan y le pertenecen desde el amor, no desde la posesión.

Este Pastor es extraño: se parece a un novio que seduce con su voz (vv. 3.16; cf. Cant. 1,7; 2, 8-16; 5,2; 6, 2-3); se parece a un siervo que está al servicio de la vida de sus ovejas, procurándoles el alimento que les dará vida abundante. Su único cayado es la cruz, a la que subió por amor a nosotros, y desde la que atrae a todos hacia sí.

MEDITAR

Quédate reflexionando por unos momentos en aquellas expresiones que más resuenen en tu corazón, repítelas tratando de gustarlas, de saborearlas.

  • ¿Qué dicen a tu vida, después de los años que el Señor Jesús ha sido tu Pastor?
  • Mírate en momentos en que has sabido escuchar la voz de tu Pastor y cae en la cuenta de cómo te has quedado.
  • Ahora mírate en momentos en que has escuchado la voz de otros pastores que te han retirado el único Pastor que da la Vida y recuerda cómo te han dejado.
  • Sé consciente de la actitud  con que Jesús como el Buen Pastor te ha acogido en todo momento.

ORAR: Momento de intimidad

  • Háblale al Señor de lo que en estos momentos estás experimentando en tu corazón.
  • Si te ayuda puedes terminar tu oración gustando el Salmo 23.

El Señor es mi pastor; nada me falta.

Me hace descansar en verdes pastos, me guía a arroyos de tranquilas aguas, me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos haciendo honor a su nombre.

Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu cayado me inspiran confianza.

Me has preparado un banquete ante los ojos de mis enemigos; has vertido perfume sobre mi cabeza y has llenado mi copa a rebosar.

Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días, y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré.

EXAMINA: ¿Cómo te quedas después de tu oración? ¿Qué te dejó?

¡Hágase en mí… como has dicho!

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